El Gulefante

(originalmente escrito para mi amigo Vicente y para mí mismo)

Debo ser la reencarnación de un gusano
o la de un elefante
digamos un gulefante
con esa parsimonia de quien lo analiza todo hasta el extremo
que se basta
y se vive en la conversación de la conversación de la conversación
que vive sin muchas urgencias,
que toma el alimento que tiene a la mano
que ignora a sus depredadores,
que no los ve
(o más bien, que sólo ve a una y contra la que, a priori, sabe que está perdido...)
el elefante

Soy de los que (cínicamente) declara que nada más vale la pena
que cualquier obra vale lo mismo
y por lo tanto nada
que en el pozo de la aniquilación, todo es un sueño que este bicho miserable sueña
pero que esconde la cobardía de quien no quiere optar
que no quiere cerrar sus posibilidades,
aún a costa de la inacción más despreciable
La conversación me dice que es falta de valor
el cuerpo me dice que es falta de ganas
pusilánime...
el gusano

Pero aún aquí,
en esta encarnación monstruosa
brilla un fueguito extraño y misterioso
que quema a las bestias
ciega la mente y enciende las ganas
de dar el salto, de quemarse vivo
de vivirse con todo por algo, porque sí, da lo mismo, pero igual es más lindo si la fogata es más grande, cuando las llamas te queman e inflaman a otros
por puro entusiasmo nomás
que después de esta no hay otra, dice el elefante
déle nomás amigo que yo voy con usted, dice el gusano.